En 1492 los judios fueron expulsados de España, el 31 de julio , en virtud del Edicto de Granada que establecía la obligación de abandonar el territorio español para todos los judíos, salvo aquellos que se convirtiesen al cristianismo. La mayoría de los sefardíes optaron por el exilio, y casi todos ellos fueron recibidos por el sultán Bayaceto II en el Imperio otomano. Otra parte se estableció en Marruecos, Holanda y algunos países de Europa Central.
Los sefardíes establecidos en el Imperio otomano pertenecían a un nivel social y económico en cierta medida superior al de las poblaciones autóctonas, lo cual permitió que éstos conservaran la lengua y la mayoría de sus tradiciones hispánicas por casi 400 años. Algo similar ocurrió en Marruecos, sin embargo, el tiempo favoreció que se originaran dos versiones del español sefardí, el ladino (hablado en los Balcanes) y el haquetía de Marruecos. A pesar de que perdierón el contacto con los hablantes de español de la peninsula mantuvierón su lengua.
Véase una hebraizante brit hadasa en judeespañol http://www.afii.org/ladtexts/ojbx_ldn.pdf
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