lunes, 3 de septiembre de 2012

Mendebaleko euskera




El euskera vizcaíno u occidental es un dialecto del euskera hablado en Vizcaya. Fue clasificado por última vez en 1997. Junto con el suletino es uno de los dialectos más diferenciados del euskera batúa. A pesar de la generalización del euskera batúa en las relaciones formales, su uso es muy común en los medios de comunicación del País Vasco, principalmente en las publicaciones y radios locales. También sigue teniendo una presencia importante en la producción literaria actual: los versolaris o versificadores vizcaínos Xabier Amuriza, Unai Iturriaga e Igor Elorza y el grupo de rock Gatibu, entre otros, cantan en esta variedad de la lengua. También el escritor Kirmen Uribe ocasionalmente recurre a ella en sus obras. Según palabras de Georges Lacombe, debido a la personalidad propia de este dialecto, los dialectos del euskera bien podrían dividirse en dos grupos, el vizcaíno y el resto. Defendía que era tan diferente este dialecto de los demás, que a diferencia de estos, las isoglosas que lo separan del contiguo (el guipuzcoano o central) están tan cerca las unas de las otras, que conforman un claro haz; es decir, sus rasgos fonético-fonológicos, morfosintácticos y de léxico coinciden de tal manera geográficamente que conforman una frontera dialectal muy clara a diferencia de otros dialectos.


causa de estas diferencias dialectales y las que mantiene con el euskera batúa, respetando el uso que corresponde a cada uno, la Real Academia de la Lengua Vasca ha producido unas bases del modelo del vizcaíno escrito (bizkaieraren idatzizko ereduaren finkapenak), normas que se centran sobre todo en la morfosintaxis. El ámbito de uso de los dialectos del euskera se rige por la norma 137 de la Academia, según la cual se debería limitar el uso del batúa básicamente a los ámbitos de la comunicación, la administración y la enseñanza.


Desde 1997 y según la nueva clasificación dialectal realizada por Koldo Zuazo, autor de “Euskalkiak. Herriaren lekukoak” (Elkar, 2004), el nombre que recibe el dialecto vizcaíno es el de dialecto occidental, teniendo en cuenta que, además de en la mayor parte de Vizcaya, lo utilizan muchos hablantes de las comarcas guipuzcoanas del Alto (sobre todo) y Bajo Deva y en los municipios alaveses de Aramayona (Aramaio) y Villarreal (Legutiano).

De acuerdo con el estudio realizado por Yrizar en 1970 este dialecto lo hablaban unas 200.000 personas, en los años ochenta se estimaba que el número de hablantes se aproximaba a 300.000 hablantes. En 1991 el 16% de la población de este territorio histórico era vascohablante y según los datos de 2001 de 1.122.710 vizcaínos al menos el 22% (es decir, 247.000) hablaba y escribía en euskera. Estos datos no son más que orientativos, pues se desconoce si todos los vascohablantes de Vizcaya conocen el dialecto vizcaíno y además hay que tener en cuenta que este dialecto se extiende también por territorio guipuzcoano (Vergara, Salinas de Léniz, Mondragón, Oñate, etc.)


Los límites del dialecto vizcaíno se corresponden con la tribu prerromana de los caristios probablemente no siendo una mera casualidad. Antiguamente la zona vizcaína estuvo junto con Álava y el valle de Amezcoa en la circunscripción eclesiástica de Calahorra y es de esta manera en la que se justifica la influencia del dialecto occidental (o vizcaíno) en las hablas de estas regiones, aunque no por ello se pueda decir que el dialecto alavés (hoy en día extinto) fuera de mismos rasgos que el vizcaíno, probablemente tuvo características comunes, pero también personalidad propia.


Las baladas y eresiak recogidas por el historiador mondragonés Esteban Garibay (1533-1599) son los primeros testimonios que hay del dialecto vizcaíno y probablemente lo más completos. En el año 2004 fue descubierto el manuscrito de Juan Pérez de Lazarraga cuyo dialecto aun no ha sido concretado, pero que se encontraría a caballo entre el alavés y el vizcaíno.

Aparte de estos dos textos se pueden encontrar textos sobre todo de interés lingüístico o religioso, pero no literario; la mayoría de la zona de Álava:

El vocabulario recopilado por el escritor italiano Nicolás Landuchio en "Dictionarium Linguae Cantabricae"
La doctrina cristiana de Juan Pérez de Betolaza, que fue publicada en Bilbao probablemente para vizcaínos, ello justificaría que el traductor aun siendo alavés tomara el vizcaíno como dialecto para la traducción.
Carta escrita en euskera de Juan de Zumárraga, primer obispo de México.
"Refranes y sentencias comunes en bascuence" aparecido en Pamplona y de autor anónimo con algunos refranes en dialecto vizcaíno:
545. Otu doneari ygarartean nequea.
546. Guiçon onac azcurriac bere.
547. Ecandu gastoari bernea ausi.
548. Barria eder eguic.

Los textos en vizcaíno del siglo XVII no tienen mayor valor desde el punto de vista literario tampoco, pero son interesantes para conocer el euskera de la época:

"Exposición breve de la doctrina cristiana... con el examen de conciencia y acto de contrición, ejercicios cotidianos, significaciones de los ornamentos sagrados y misterios de la Misa" de Martín Ochoa de Capanaga, edición bilingüe en dos columnas, la derecha en euskera y la izquierda en castellano.
"Modo breve de aprender la lengua vizcaína" escrito por Rafael Mikoleta es la primera gramática para el euskera, en este caso para el dialecto vizcaíno. Está compuesto por una parte de gramática, un diccionario, algunos poemas y "pláticas", basadas en la del inglés John Minsheu. La influencia del Manuel de Larramendi es decisiva en este siglo, siendo el responsable del aumento de producción en el País Vasco peninsular y también de su calidad. La calidad literaria de estos trabajos fue escasa, pues la mayoría giran alrededor de la temática religiosa al ser doctrinas cristianas, aunque caben subrayar las siguientes obras en sus correspondientes géneros literarios:

Poesía: el alavés y jesuita Joan Batista Gamiz (1696-1773) escribió cuatro poemas en este dialecto a mitad de camino del dialecto alavés: Euscaraz gaiztoetan, Dabilcenchoac, Veste bat ere bai arendaco y Veste tunucho berri bat. Juan Antonio Agustín de Aboitz (1751-1824).

Se considera que en este siglo el vizcaíno llega a desarrollarse plenamente como uno de los dialectos literarios vascos, con las obras de Juan Antonio Moguel y Pedro Antonio Añibarro. Esta variedad empezó a competir en cierta medida con el prestigio del guipuzcoano del Beterri en el uso escito, potenciado en torno a la figura del padre jesuita Manuel Larramendi. Esto, según algunos autores rompió la posibilidad de llegar a una unificación.

Después de las Guerras Carlistas, una parte importante de los movimientos a favor de la cultura vasca se desarrollaron en Vizcaya y las nuevas terías sobre la lengua influyeron considerablemente en la producción escrita en la variedad occidental. Los neologismos inventados en el entorno de la figura de Sabino Arana (aranismos o sabinismos) y las tendencias mas puristas empezaron a llevarse a la práctica en el área de influencia del vizcaíno, extendiéndose después al resto de los territorios.
Según Koldo Zuazo (“Euskalkiak. Herriaren lekukoak”. Elkar, 2004), el occidental es el dialecto más extendido, y tiene dos subdialectos: el occidental y el oriental, utilizando en algunos lugares un subdialecto intermedio.
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