domingo, 20 de enero de 2013

euskerra unificado

Cuando en 1960 el actual presidente de la Academia de la Lengua Vasca, Jean Haritschelhar, tomó en Baigorri (País Vasco Norte) posesión de su puesto como simple miembro de la misma, el entonces presidente, P. Lojendio, le dio la bienvenida con un discurso en dialecto guipuzcoano. El nuevo académico fue presentado por M. Lafont en dialecto suletino, mientras la primera lección magistral del entrante se realizó en dialecto bajonavarro. Esta postura pública de la Academia, que en la práctica denigraba los pasos avanzados hacia la unificación lingüística, provocó posteriormente (1962), la petición de dimisión de dos colaboradores representativos de la misma Academia: P. Xarriton y Txillardegi. En la misma línea, y a partir de 1963, comenzó a reunirse en Baiona (País Vasco Norte) la llamada Euskal Idazkaritza (Secretaría Vasca) que, con representantes de todos los dialectos, comenzó la ardua tarea de unificar el verbo vasco . Otros grupos y personas participaron activamente desde distintas referencias en el proyecto de dar salida a esta necesidad común. Deben ser subrayados los trabajos antes citados de Mirande y Peillen en París, de X. Kintana, G. Aresti e I. Berriatua en Bizkaia, así como las revistas Jakin en Gipuzkoa y Anaitasuna en Bizkaia. El hecho de que el trabajo de todos estos grupos nuevos pusiese en peligro la hegemonía político-cultural del nacionalismo tradicional provocó una enconada reacción en contra de la unificación lingüística, cuyo análisis pormenorizado, aunque inicialmente avanzado está todavía por hacer, pero que indudablemente arrojará mucha luz sobre la historia reciente de nuestro pueblo Por fin, el resultado de las reuniones técnicas de Baiona fue consensuado socialmente en la reunión celebrada el 29 y 30 de agosto de 1964 en dicha localidad. De esta manera, L. Mitxelena, académico y lingüista de prestigio reconocido, tomó en sus manos los acuerdos básicos para presentarlos posteriormente en la propia Academia (revista Euskera, 1968, pgs. 139, 205, 206 y 216). Las decisiones en este sentido, sin embargo, seguían retrasándose, de tal manera que los más conocidos representantes de la nueva literatura vasca tuvieron que reunirse en la población de Ermua (Bizkaia) el 28, 29 y 30 de junio de 1968, y "juramentarse" a favor de la unificación de la lengua literaria común . La celebración de las "bodas de oro" de la Academia fue el ámbito en el que se decidió abordar definitivamente el tema. Como consecuencia, en el otoño del 68 se decidían las bases para la unificación lingüística tomando como punto de partida el trabajo de L. Mitxelena, que a su vez recogía los acuerdos de Baiona (1964) y las razones de Ermua (1968) . Tal como hemos comentado anteriormente, la presión de los grupos tradicionalistas del nacionalismo se oponía a una unificación lingüística que traía consigo el concepto moderno de nación frente al de localismo . La "inteligentsia" española y francesa, por su parte, no había visto nunca con buenos ojos la unificación de una lengua que se hablaba por igual en los dos Estados . Es así que el llamado euskara batua fue, en un principio, denigrado y perseguido desde distintos planteamientos de fuerte implantación cultural tradicionalista. El propio presidente de la Academia durante estos años, M. Lekuona, no cumplía las prescripciones a este respecto de la misma, lo que ocasionaba no pocos conflictos. Las presiones llegaron al extremo de posibilitar el que, en una nueva reunión (Bergara, 1978) la Academia de la Lengua Vasca revocara de un modo lingüísticamente arbitrario algunos de los acuerdos de unificación anteriores, provocando así el consiguiente malestar entre los que habían trabajado para ellos, pero contentando las presiones del nacionalismo conservador que, a pesar de todo, siguió su particular lucha contra el batua . A pesar de todo ello, dos vías de trabajo educativo han posibilitado que esa reacción no tuviera los efectos pretendidos. Antes al contrario, se puede decir que, no obstante lo reciente de estos enfrentamientos y polémicas, la implantación del euskara unificado es hoy una realidad incontestable. A ello, como hemos dicho, ha contribuido por una parte la ingente labor de alfabetización de adultos llevada a cabo desde el año 1968 , y por otra, el desarrollo progresivo de las escuelas vascas y/o Ikastolas . En ambos casos nos encontramos con fuertes movimientos sociales que han sabido superar las trabas impuestas por el nacionalismo tradicional, tanto a nivel ideológico-lingüístico, de la manera que aquí se ha explicado, como al nivel de las trabas institucionales, de la forma que en otros foros he tenido la oportunidad de sacar a la luz . No puede comprenderse ni la discusión lingüística ni la realidad de la actual implantación del euskara unificado si se obvia la referencia a la fuerte presión social que, aglutinada en torno al concepto moderno de nación, ha abolido/superado la utilización pública de los registros dialectales. Queda mucho por hacer , pero la lengua utilizada en los siete territorios históricos del País Vasco es una lengua estandar que produce ciencia y literatura a un nivel tendente a la normalización Los hablantes de ambos lados del Pirineo tenemos desde 1990 un mismo periódico sólo en nuestra lengua que, a pesar de no estar subvencionado debidamente por las Administraciones estatales ni autonómicas, tiene una difusión nada despreciable en relación a los porcentajes de alfabetización . En definitiva, de la misma manera que la unificación de la lengua, por encima de las propias formas de la administración actual, está, cada vez más, posibilitando la unificación de los vascos, las ideas sobre la unificación política del País Vasco determinaron los pasos para acometer la unificación de la lengua literaria común . Y si eso es claro, como aquí hemos intentado probar en lo que se refiere a los problemas de corpus lingüístico, lo es mucho más al referirnos a las eventualidades del estatus de la lengua en la educación.

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